Arq. Francisco Sesto
Ministro del Poder Popular para la Cultura
Me dirijo a usted en nombre personal, procurando utilizar la opción que abrió a su mandato para cancelar todo vínculo con los gremios, así que, espero me atienda “de forma individual, como ciudadano y realizador”.
Se que usted no me conoce, apenas nos hemos visto en dos ocasiones de dialogo o debate y no tengo la trayectoria de aquellos a quienes mencionó cuando habló de debatir las ideas, a fin de que lo acompañaran en tal objetivo. El problema es mío, pues siempre me he mantenido de bajo perfil. Sin embargo, pese al poco interés por el protagonismo, me ha tocado afrontar este momento difícil para el cine nacional.
Pertenezco a ese
“pasado cinematográfico” al cual usted se refiere despreciativamente, dándonos por acabados. Pero también pertenezco al mundo del cine organizado, al cual se refirió en la apertura del foro cinematográfico, considerando tal situación como una ventaja que no había encontrado en otras áreas de la cultura.
Ahora bien, ambos sabemos lo difícil que es lograr los objetivos que nos proponemos en una coyuntura política como la actual, y en su caso, sobretodo, poder dirigir cualquier política pública de manera coherente.
Ciertamente es bien duro poder alcanzar que las cosas se hagan como deseamos y soportar que no todo camina al ritmo deseado o en la línea estratégica planteada. En nuestro caso nos debemos a un colectivo y en el suyo a unas estructuras que, aunque a usted no le gusta la palabra, les pesa la burocracia. O en todo caso, se hace difícil porque hay estrategias superiores a sus propias políticas, que imponen criterios diferentes y dañan los planes o rompen los consensos para aplicar la orden superior.
Usted acusa a los gremios de obstruccionistas y déjeme decirle que no han sido precisamente los gremios quienes han saboteado lo que se venía acordando en materia de políticas públicas con los representantes del gobierno.
Por otra parte, usted señala que los dineros utilizados en los proyectos aprobados por la Asamblea Nacional en forma de créditos adicionales, no afectarán los planes; sin embargo, usted bien sabe que decisiones como las de dar estos recursos directamente a dos proyectos y aplicarlos a la Villa del Cine, retraza sus propios planes de completar los recursos tecnológicos de la Villa.
Pero dígame, pues tal vez desconozco los cambios revolucionarios en cuanto a recursos, ¿cómo van a hacer para que les den ese crédito adicional del que nos hablaron en el foro para la Villa y otro para aumentar el aporte del Estado en los fondos para producción del CNAC? O, es que ahora es posible que en corto plazo pueda conseguir otros 40 millardos? Bueno, ojala que así sea, pues entonces los jóvenes cineastas, que conformarán sus “nuevas asociaciones”, podrán estar mas tranquilos sabiendo que van a recibir fondos para sus proyectos muy pronto.
Otro elemento demostrativo de la disposición de los gremios a que avancen los acuerdos es que, habiendo usted abierto la posibilidad de alguna participación de cineastas en los organismos de la plataforma, en la reunión de noviembre de 2006 en su despacho, usted dijo que eso era posible; recogimos la propuesta y en el foro ratificamos que no era necesario fuesen representantes de los gremios quienes participaran en las directivas o en comisiones de los órganos adscritos a la plataforma, pues nos parecía importante, sobretodo en la Villa, que pudiesen contar con profesionales de varias áreas para recomendar y asesorar, procurando la mejor inversión de los fondos públicos asignados a esos organismos.
En cuanto a encontrarle sentido a la asignación de recursos a Glover, no logro entender algunas cosas. Cuando explican la importancia que tiene este proyecto acerca del líder independentista haitiano, para la integración latinoamericana y la identidad, recuerdo lo difícil que ha sido hacer una buena película sobre nuestro líder independentista Simón Bolívar (Rodolfo Izaguirre ha escrito en varias ocasiones recuentos sobre esto).
No se si usted conoce que hace muy pocos años, unas personas armaron un proyecto con promoción de acciones para financiarse y tuvo una fuerte campaña publicitaria. Se trataba de un proyecto para hacer una película sobre Bolívar que tendría grandes artistas y permitiría traer actores de primera. Estuvieron hablando hasta del casting que hacían en Estados Unidos y de todo el apoyo que obtendrían. Terminó siendo una gran estafa y creo que aún esta abierto el proceso en los tribunales. Una nueva oportunidad perdida para llevar exitosamente a la pantalla a nuestra principal figura histórica.
Pensando en todo esto reviso de nuevo las cifras y no puedo comprender porque entonces se asignan solamente 4 millardos para el proyecto de “El General en su Laberinto”. Nuevamente veo una desproporción hasta en esta decisión. Desproporcionada respecto a los otros proyectos y desproporcionada entre los dos proyectos. Ojalá y Glover ayude (a su socia-productora y a su compañero de formula en la Asamblea Nacional) para conseguir los recursos necesarios a fin de completar lo que va a necesitar para hacer por fin una película digna sobre Bolívar o que en todo caso, para el momento en que la vaya a realizar, la Villa del Cine cuente con los equipos y recursos necesarios y puedan ayudarlo. Así no quedará nuestro personaje histórico por debajo del de Haití.
Usted se declaró enemigo de los gremios y considera que nuestros gremios se mueven solo por razones económicas. En la ocasión en que pudimos aclarar alguno de estos puntos, le explicamos que históricamente la ANAC ha sido un gremio muy sui generis. Para comprender mejor esto, le sugerimos revise usted lo que ha sido el resultado de nuestras luchas: Una ley de cine para todos, no para elites ni privilegios de partidos o funcionarios. Un fondo (FONPROCINE) que recauda de todos los sectores privados involucrados en la actividad cinematográfica el cual es para apoyar el cine nacional. Una institución (CNAC), de participación y cogestión, muy adelantada a los tiempos de la actual constitución y al proceso de transformación que vive el país. Como dicen: “obras son amores”
En el fondo lo que sucede es que no nos entendemos porque usted tiene una concepción del cine que se debe hacer y sobre todo del como hacerlo, muy diferente a la nuestra. Si, es una concepción muy diferente a la que desde los orígenes de nuestros gremios venimos defendiendo. Nuestra concepción es el tipo de cine que se procura en la ley de cine, es el que hemos hecho en el país y que le da identidad: es un cine de autor. Fíjese que no sólo es el cine concebido por el “pasado cinematográfico”, ese según usted representado por los gremios. Hable con los jóvenes, revise lo que escriben y verá que lo que demandan es el cine de bajo costo, el que les da mayor independencia. Buscan aquellas formas de producción que puedan garantizarles no tener que pasar por ninguna autoridad o empresa que le diga no a su sueño, porque no se corresponde con lo que esa autoridad o el mercader consideran se debe hacer.
Y no sólo es en Venezuela que se busca avanzar por esos caminos. El propio cine independiente de Estados Unidos procura también la producción a bajo costo y hasta el cine de los grandes estudios le atrae la forma de producir que tenemos los latinoamericanos (Ej.: “El Mariachi”), con elementos sencillos, y en es caso para obtener mayores beneficios. Pero nuestras acciones van en búsqueda de la libertad creativa y la producción independiente con el reconocimiento de poder llegarle a mercados limitados en donde es muy difícil recaudar suficiente para hacer un nuevo proyecto.
Usted en cambio quiere un cine de estudios con grandes presupuestos para jugar, según sus propias palabras:
"en las grandes ligas, para quienes creemos en la posibilidad de desarrollar una industria cinematográfica digna de ese nombre, con énfasis en lo cultural".
Sin embargo para mi, esa forma de hacer cine de la cual usted habla, y en la que se esta invirtiendo una buena cantidad de dinero público, parece de un pasado más lejano que el nuestro. El cine que usted intenta es el de las industrias cinematográficas bajo el concepto de romper la dependencia y el subdesarrollo o sustituir importaciones. El que intento Don Rómulo Gallegos o el que originó a Avila films, a Bolívar Films y hasta a Tiuna Films. El del cine mexicano y argentino de los 40. El de la sustitución de importaciones.
En cambio el cine por el que nosotros hemos luchado, aún esta por hacerse. Pues las 300 y tantas películas de todos estos años, que pueden considerarse de autor, han sido producidas bajo formulas perfectibles, cuyo centro y vida es la libre creación y la independencia. Y si bien ha habido defectos en el camino, o se han cometido errores de aplicación, en esencia lo que se ha buscado es la democratización y la justicia en las formas de distribución de los escasos recursos que se asignaban para apoyar las producciones.
Y digo que esta por hacerse porque apenas se ha hecho una convocatoria bajo la formula del Fondo de Promoción del Cine (FONPROCINE). Por primera vez se están haciendo las películas bajo una ley que reivindica lo que antes nos negó el imperialismo. Si señor ministro, el propio. El que amenazó directamente a ministros. Pregúnteles al embajador y ex ministro Manuel Quijada, cómo se batió el cobre en esos años de la ley de cine. Hace ya más de diez años. Dígale a Carlos Azpurua que le cuente como fue la batalla en el Congreso de la época. Así sabrá que Jack Valenty el “Gerente mundial de las grandes ligas del cine” directamente nos enfrentó, amenazó y ganó, quitándonos la oportunidad de arrebatarle de sus estupendas ganancias en el país un aporte para el cine venezolano.
Resulta que ahora le habíamos ganado una batalla al imperialismo. Las nuevas condiciones políticas así nos lo permitieron y gracias a nuestro talante unitario y democrático, logramos que el cine pudiera, en medio de la polarización y el sectarismo, avanzar en la reforma de la ley para obtener por unanimidad su aprobación en la Asamblea Nacional.
El asunto es que en toda esta historia no contábamos con que, en estos tiempos de revolución, tendríamos un ministro que le gustara el cine. No solo para verlo, como nos contó en el foro, sino que quisiera hacer cine, como lo demuestra el que ahora es usted guionista y productor. Y ahora tendremos que estar pendientes de invitarlo a las asambleas para que participe y aporte acerca de cómo estructurar mejor las comisiones de estudio de proyectos o sobre la defensa de los cineastas en los diversos espacios compartidos con las autoridades.
Y no se preocupe señor ministro, más tarde que nunca usted como autor cinematográfico o como productor, una vez que deje de ser ministro, podrá contar con la ANAC para defender que pueda hacer las películas que quiera, como lo hemos hecho con todos los cineastas venezolanos.
Por ahora, lo invitamos a quitarse por un momento su investidura de ministro, con la cual se permite patear la mesa de negociación, y sugerirle abra un debate sobre las ideas, no sobre lo económico, sino, sobre los estudios de cine y sobre las coproducciones, sobre estrategias para la conquista de pantallas y mercados. Sobre las formas de producción a bajo costo Sobre la identidad del cine nacional y las identidades latinoamericanas y norteamericanas para ver que tan interesante es hacer superproducciones. También sobre las formas democráticas de decisión y las formas unilaterales de selección. Nosotros nos podremos quitar la investidura de gremios y asumir la de ciudadanos que individualmente asumen el derecho constitucional a participar, así como el deber de la corresponsabilidad que como tales nos toca.
Saludos
Iván Zambrano
19-06-2007